top of page

RETRATOS DE FAMILIA (CEARTE, Ensenada, B. C., México. 2012.)

 

Presentación a RETRATOS DE FAMILIA

     "No andes errante... Y busca tu camino. - dejadme - Ya vendrá un viento fuerte que me lleve a mi sitio." (Leon Felipe).

por Virginia Hernadez* y Oscar Angeles Reyes**

 *

Veinte años le tomó a Ulises retornar a su añorada Ítaca para abandonarse al abrazo y la caricia de sus seres queridos.

Pero ese es el héroe mítico, el gran conquistador de tierras extranjeras. Al hombre, común y corriente, como tú y como yo, no le basta un periodo de tiempo tan corto para volver al origen, sino que habrá de utilizar toda su vida.

El hombre es expulsado del seno materno y nace llorando su destierro. Ciego y desnudo inicia el largo y doloroso proceso del regreso. En esa eterna búsqueda se aleja cada vez más y emprende sus batallas. Por las noches, mirando a las estrellas, se deja seducir por los cantos sirenios que emergen del oceano y pierde la brújula.

Conquista cada playa, la fecunda y planta su semilla mientras va develando el entramado de su existencia, reconociéndose a sí mismo en el incipiente brote y conformando su propia estirpe.

Esta nueva exposición no es solamente un mapa genealógico de Carrillo, con lo cual el maestro intenta rescatar este género olvidado de la pintura, sino que es además, un recuento de vida de José, el hombre, que ha descubierto que su origen y su razón de ser está implantado en este colectivo, sin metáforas, sin signos, sin caprichos policromados y en el que subyace el amor a sus hijos, a su mujer, a la pintura, a la vida misma, sin otra presunción mas que poner de manifiesto que el regreso es ilusión porque nunca se fue, porque habría solamente que hurgar en sí mismo, en su costillar, en su heredad, en sus retratos de familia.

 **

Una visita en fin de semana a tu casa. Así abriste ese espacio, en donde guardas los rostros de la gente, tu gente, que no envejece, que se conserva en vida y en pintura, en color. Cuánto los miraste, cuánto paseaste la mirada en sus rostros, en sus cuerpos que no dejan de cambiar todo el tiempo. Cuánto empeño en un perfil, cuanta pintura para dejar constancia de tus ojos también; cuántas líneas para no dejar al olvido ganar, cuánto amor a los pequeños detalles, a las cosas que casi nadie ve, cuánto animo de preservar, cuánta villanía para exponer lo íntimo, lo personal. Cuánta generosidad.

No hace falta poner mucha atención, ahí están las mujeres rondando tu obra, ¿o eres tú quien ronda a las mujeres?, tomando tu pincel en cómoda armonía con tu historia. Eres amoroso, maestro. Quizá en ese momento me sienta más identificado contigo, con tu obra no me siento solo, me acompaño; encuentro tu búsqueda familiar, quizá la mía misma ¿qué hay en ellas?

 

Pintas con animo de intentar lo imposible (recordando a Magritte); me haces recordar con unas líneas el suave olor del cabello recogido, reconstruyen la vida efímera de una mirada o la cotidiana de una expresión que dice todo y nada puedo observar una y otra vez, esos rostros, y encontrar lo femenino sin tropiezos, a tientas porque quisiera usar también las manos; conviertes, como una aversión orgánica de la alquimia, el lienzo en piel y labios, en miradas que se hacen eternas, en peinados que el viento no toca, son tus fantasmas, maestro, los espíritus que rondan tus pasillos, los ángeles que vistes por mera perversión, los tomas de la vida y retienes su alma en tus manos, para hacerte cómplice de su existencia.

¿Secuestros amorosos?, quizá te entienda.

En tu trabajo encuentro a la riqueza de la gente, por eso lo busco, maestro. A los objetos que son el arte cotidiano, a las emociones que nos acompañan, a los temores dejamos la ropa de la vida regada en el baño, desnudados para la muerte.

Maestro, te debía este comentario breve, pero que finalmente habla de mi percepción, de mi juicio como observador, quizá vulgar, más con sentimiento que con conocimientos tácnicos. Mi respeto y mi admiración para ti.

Siempre, maestro, es un placer conversar contigo. En hora buena la amistad, la platica.

bottom of page