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``La pintura de José Carrillo Cedillo, dice Lídice Figueroa, es aparentemente sencilla; esconde la maestría de un pintor dueño de su oficio que nos hace sentir que su obra es fácil y que es el resultado de la improvisación. Nada más alejado de la realidad, cada pieza es consecuencia de la investigación plástica y de un trabajo de 37 años como artista plástico.''
Recorrer la producción de José Carrillo Cedillo nos enfrenta con una obra singular. La gran tradición del arte tiene, en algunos, un poder constante de actualización, de allí la graciosa irreverencia con que Carrillo Cedillo se acerca a las grandes obras, las de Chagall, Boucher, Ingres, incluso el célebre dibujo de Julio Ruelas, "la crítica", que recrea autoretratándose, como un homenaje al grabador. Las obras de este pintor acompañan siempre a la vida, y por tanto, pueden influir en los espíritus que sepan comulgar con ellas, y por allí caminan con cierta dejadez bellas mujeres de hoy, de ayer como Frida, y más allá Cleopatra, Nefertiti y lady Godiva.
Además, gatos, naturalezas, epopeyas romanas...
Carrillo Cedillo es un pintor antiguo y moderno a la vez. Es claro también que es un espíritu formado, desde el comienzo, en la voluntad de la forma y el color, su aventura tiene que ser expresión plena; un dibujante y un pintor que siente ardientemente la materia plástica como tal. Así, contra la gracia volátil del instante cromático en que consiste su magia, Carrillo sintió en un MOMENTO dado el llamado poderoso de las formas organizadas. En su obra vemos el llamado imperativo que le exige construir formas y enlazarlas sabiamente en base a una espléndida geometría. Entonces, a través de las enseñanzas antiguas, nuestro artista ve iluminarse intuiciones plásticas, él siente ahora que aquel amor suyo por la gran pintura -Ingres y Goya entre otras- puede actualizarse en el presente; así, la gran tradición no es sólo un pasado venerable, sino también un pasado viviente, creador y por serlo, puede reaparecer en cualquier instante de la historia como escencia y transformar un instante dado.
Su colorido es voluntarioso, suculento, mineral, y sus criaturas pasiones airosas, dentro de un orden personal compositivo. Tales características prevalecen en los óleos de este artista que afirma que con esta muestra cierra un ciclo.
Carrillo se propone no sólo ser pintor-testigo de una realidad de tierra y mujeres; también aspira a lograr un lenguaje plástico noble, acorde a la gran pasión que le embarga al plasmar en el lienzo sus figuras melancólicas, de mirada perdida o buscadora.
Es un artista seguro de sus medios, honrado en la concepción, que transfigura la visión clásica -recreando algunas ya célebres- en visión moderna, y nos enfrenta a la potencia de las formas que asocian y contrastan, dentro de una poética simbólica; tiene la severidad de un noble artesano de la pintura, la imaginación de un artista y la gracia de un creador.
En sus temas escencializa la imagen de seres seductores, expresiones potentes de un alto testigo de la vida. El realismo expresionista y el superrealismo aparecen aquí singularmente relacionados, y en sus obras se nota un lento proceso de refinamiento. El suyo es un color intencionado, vibrante, valedor, pero para el ojo emotivo se vuelve lógico cuando mira los motivos que le inspiran. La nostalgia, por parte, es su mundo incitante, su motor.
Tal vez Carrillo pretenda en el futuro, ahora que cierra un ciclo, ensayar diversas tendencias. Pero ahora, por lo pronto, ya posee un estilo claramente individual, atributo de un lenguaje propio, que comprende y domina todas las fases de la pintura. Su justo y real motivo es el mundo de las mujeres, no como expresión demagógica, ni como atributo de lo pintoresco, sino como tema absoluto, denominador de toda una conciencia y de toda una realidad. ``Sendas'', pues, llama ponderosamente la atención no sólo por la paleta vibrante, sino por la temática universal e intimista a la vez, con MOMENTOS claros de la experiencia diaria del artista que, en esta forma nos afirma que, en su caso, no hay más allá que su arte.
Nota MOMENTOS de la exposición titulada SENDAS publicada en la sección cultural del periódico La Voz de la Frontera, Mexicali, B.C., México, del día 7 de Julio de 1999.
por Sergio A. Burquez R.